Vivían escondidos en sus madrigueras de mármol y vitrales; mientras la sociedad se preocupaba de los “Emo” y los “metrosexuales”, ellos se mantuvieron a la espera, observando con detenimiento nuestra reacción ante las nuevas modas y tendencias tribales. Fueron inteligentes: su ataque fue sutil, imperceptible; salieron, uno por uno, de sus cuevas de cantera; pronto se convirtieron en clientes habituales y preferidos de antros, cafeterías y salones de fiesta a través de un derroche económico sin precedentes ―la conquista hormiga siempre funciona―; poblaron las redes sociales con sus fotos, y se comunicaban con un lenguaje críptico. Para cuando nos dimos cuenta de sus planes, era tarde. Es un hecho: los “mirreyes” están entre nosotros.
Pero, ¿qué es ser un mirrey? Al principio pasaron desapercibidos, los confundimos con un “fresa” cualquiera, un “junior” pretencioso, o con un “metrosexual” despilfarrador; sin embargo, esta nueva tribu urbana… es una mezcla de las tres… ―nadie se lo esperaba…―. Dada la importancia ―ajá― actual en nuestro acontecer diario, El pensar de un panda ofrece la «Guía del panda para ser… un mirrey»; ahora hablaremos sobre esos pintorescos personajes que engalanan los álbumes en Facebook con sus poses de «becho-becho» y de «oh, soy tan, pero tan guapo…».
- No debes tener problemas económicos
Tal como el término lo dice, un verdadero mirrey no se preocupa por estados de cuenta o por si le alcanza para otra botella; debes de ser una persona de billetera abierta para consentir a todos esos amigos mirreyes que te rodean, que esperan un momento de duda para hacerte ver como que tienen más dinero que tú. Tu papá debe ser el viejito de «Monopoly» o eres el hijo no reconocido de Tony Stark, y entre tus posibilidades está la de comprar un país pequeño, sino es que todo el mundo y sus alrededores. Compites con tus amigos para ver quien pone primero la tarjeta de crédito sin siquiera haber visto la cuenta ―recuerda: el que paga es el rey de los mirreyes―; miras con frecuencia a los demás en el antro y haces más ruido del necesario para que todos vean que pediste la décima moet.
- Tu casa es tu primer palacio
Manda al demonio todos tus prejuicios de que la humildad es una virtud. El mirrey es de clase media-alta a muy-muy-alta, no hay de otra; y salvo que viva en su isla privada, su residencia debe estar en los fraccionamientos más exclusivos de la ciudad ―dime dónde vives, y te diré lo que mereces―. Puedes tener veinte casas pequeñas para tu servidumbre; pero recuerda, principe, que tu palacio es lo primero que tienes para presumir y sustentar tu «mirreynidad».
- La ropa te define
¿De qué sirve gastar un año de salario mínimo en una borrachera si tu vestimenta no es ad hoc?. Recuerda que «como te ven, te tratan», y para un mirrey el trato que recibe es crucial. El traje típico es una camisa con dos o tres botones abiertos ―los de arriba, porque si dejas los de abajo eres «naco»―, sin camiseta, desde luego; una cruz, rosario, relicario o collar de oro o piedra preciosa ―plata no, no vaya a ser que te dé alergia de ordinario―; pantalones ajustados ―herencia de su raíz emo― para exhibir sus horas de gimnasio ―herencia de sus antepasados metrosexuales―; zapato caro de piel de algún animal casi extinto, cinturones que están a poco de tener una pantalla de Blue-ray en lugar de hebilla. Todo en colores claros y brillantes, para resaltar con la luz neón.
- Lenguaje mirreynario
El mirrey necesita comunicarse con los suyos; y lo hace de una manera que los lingüistas ni siquiera hubieran soñado. Agregaron nuevas terminaciones etimológicas que aún no se logran descifrar por completo. Así, cuando escuches que alguien termina las palabras con «awh», «irri» o «uki»; o cuando terminan sus oraciones con «gooooooey», o «mi rey» son señales inconfundible de que te encuentras ante un verdadero diamante negro. Se refieren entre ellos como «papalord», «principe», «mi rey», papawh», entre otros. Veamos algunos ejemplos de su dialecto que encontré en Twitter:
«en la cabañuki de mi papi en la montaña papalord , ahi llevamos a las lobukis para matar el frio auuuuuuushhh»
«ya esta listo el jetsirri de mi papawh pa irnos a apostar a vegas papalooord»
«en mi yatesuki papawh!»
Lo que demuestra que los mirreyes están por encima de la ortografía ―se imaginarán que estuve a punto de sacarme los ojos mientras hacia la selección de ejemplos.
- Sin lugar para los débiles.
Los antros, pool-parties y viajes son de rigor semanal, sino es que diaria. Ningún mirrey que se precie de serlo rechaza salir de sus aposentos para iluminar al mundo con su presencia ― ahora creo que los wampiros de «Crepúsculo» son unos mirreyes…―. No hay tiempo para la cruda ― para eso tienes sirvientes que la sufran por ti― . Siempre hay que estar guapo, atento, y con la billetera a rebosar, pues nunca sabes cuando uno de tus príncipes te llamará para avisarte que organizó un mega-ultra-hyper-súper-party ― mátenme ahora…, si me tienen algo de aprecio, mátenme ahora.
- Amigos para siempre
El mirrey es una criatura social y no puede estar solo; ― ni siquiera para dormir― . Por lo tanto, cuidan a ese grupo de amigos con los que se ha visto desde la secundaria o preparatoria como si fuera parte de su riqueza. Se abrazan, besan… ― simplemente no pueden evitar tocarse― , y se juran ser amigos no-gay hasta la muerte. Pero, dado que el mirrey quiere llamar la atención, cada uno tiene un grupo de seguidores de menor clase social, personas a las que jura despreciar y denigra cada que puede, mas sin las que no podría sobrevivir. Aunque, sin duda alguna, su mejor amigo es ese espejo suizo que se compraron en Japón la última vez que fueron por pizza.
- Soltero es lo más sexy
El integrante del Clan papawh es generalmente un individuo de entre 15 y 35 años, soltero, sin compromiso amoroso; libre para cualquier lobuki ― que es algo así como una chava-fresa-groupie― se acerque cuando ellos lo decidan. Son «ligadores» natos y siempre tienen su mesa en el antro repleta de mujeres estereotípicamente hermosas ― que están allí por amor, no por el dinero que derrochan―. En esos grupos de «amigos», la mayoría han tenido queveres entre ellos ― ahora sospecho también de los de «Friends».
- Actitud fotográfica
¿De qué sirve tanta mirreynosidad si nadie lo ve? El papawh adora Facebook porque es su ventana a la fama, es el medio por el cual todo el mundo se enterará de que estuvo en tal o cual fiesta. No pueden ver una cámara y mostrarse indiferentes, es un deber del mirrey ser el centro de atención; así que ponen su expresión de galán a medio dormir ― pues con frecuencia están ebrios― , o se abrazan entre ellos sin preocuparse demasiado ― o sí― de en dónde ponen las manos. Es fácil reconocer a los papalord: son los que ponen cara de «oh, soy tan guapo, el mundo no me merece y quiero beso» ―conocida como expresión «duckface»―en cada fotografía que ves en Facebook o Twitter ― en Metroflog jamás encontrarás un mirrey.
- Presume tu pasado y conexiones
El mirrey siempre, siempre dirá que es hijo/sobrino de algún personaje célebre ― no importa que haya muerto hace dos siglos―; dirá que su apellido es de origen extranjero, y proviene de un linaje de magos, y que es descendiente directo de el Rey Arturo; es primo de Christina Aguilera y medio hermano de Lady Gaga; estuvo invitado al funeral de Michael Jackson, pues su papá era su compadre; cada jueves desayuna con el Papa; y ocupó una silla en primera fila en la boda real, ya que la Reina de Inglaterra fue su madrina de primera comunión.
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(Todas las fotos fueron tomadas de http://mirrreybook.tumblr.com)