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Guía para ser un buen Conspiranoico (o no)

11 Sep
Con motivo del décimo aniversario del ataque a las Torres Gemelas en Estados Unidos ―mejor diré «conmemoración», porque aniversario suena  a que estoy de acuerdo―, El pensar de un panda trae la primera «Guía del Panda para ser…»; en esta ocasión, hablaremos sobre esas peculiares personajes que se encargan, muchas veces sin investigación ni fundamentos, de proponer teorías buenas o malas acerca de todo lo que pasa a nuestro alrededor, y que han tomado como  uno de sus temas favoritos el 11/09.
«Una teoría conspirativa se refiere a la manera de explicar uno o más sucesos a partir de mantener ocultas sus verdaderas causas o intenciones al público»
Así, los «conspiranoicos» son personas que tienen especial interés en develar esas informaciones ocultas.
PRINCIPIOS BÁSICOS
No existe un reglamento como tal acerca de cómo debe ser y comportarse un conspiranoico, ni se puede precisar hasta dónde puede llegar su número de teorías o la gravedad de éstas. Por tanto, el mundo de las conspiraciones depende en su totalidad de las percepciones y la interpretación que se pueda hacer de los hechos. Después de una larga y tensa investigación ―de casi veinte minutos―, reflexión, análisis y seis tazas de café, encontré varios aspectos que tienen en común el grosso de los conspiranoicos.
  • Todo el mundo te persigue.

Tal como el término lo dice, si eres conspiranoico debes de temer a todos esos enemigos invisibles que te acechan, que esperan un momento de descuido para eliminarte por saber la verdad. Te cuidas de todo el mundo y sus alrededores, te escondes de los satélites y huyes de los semáforos ―pues sabes que tienen micrófonos ocultos―; miras con frecuencia por encima de tu hombro y corres al menor indicio de peligro ―esas moscas están volando muy sospechosas.

  • La razón la tiene quien Yo decida.

El conspiranoico no se fía de los comunicados oficiales o los boletines científicos; sus métodos de investigación son casi empíricos ―algunas veces rayan en lo visceral―, y se basan en dos elementos: a) Lo que escuchó en algún lugar, y b) Lo que el instinto le dice.

Gracias a esto, su opinión se convierte en la única e irrebatible verdad. Y todos aquellos que afirman lo contrario son marionetas del sistema.

  • El contexto no importa.

El conspiranoico no toma en cuenta nada sino los hechos; y puedes hacer lo que sea necesario para tener “evidencias”. Utiliza las fotos, videos y  grabaciones y edítalos para tu beneficio. Quizás puedes hacer un acercamiento para que la gente vea la mota de polvo marciano en el traje de Obama; o deformar la imagen de Google Earth para revelar la presencia de una nave austriaca invisible que sobrevuela tu casa para sacar toda la información de tu familia ―recuerda: photoshop es tu mejor y único amigo.

  • Las Teorías no tienen que ser lógicas.

El conspiranoico no es selectivo de sus temas. Puedes poner en duda que el hombre llegó a la luna, al mismo tiempo que afirmas que el gobierno ocultó que ahí se encontraron con extraterrestres, además de con una base militar nazi. Seguro que alguien te dirá que tus ideas se contradicen; pero, ¡no importa! No tienes por qué preocuparte de cuestiones tan triviales como la lógica. Tu único compromiso es con la verdad.

  • Identifica a tu némesis.

Forma tu cadena de culpables y júrale fidelidad. Recuerda: siempre hay un culpable. No importa si quieres culpar a los vagabundos, a los políticos, a los rayos del sol, a los que se despiertan antes de las once de la mañana, a los delfines o a los granos de arroz ―o a los hombres-topo― de todo lo malo que ocurre a tu alrededor; tus motivos pueden ser absurdos y nadie puede decirte que están mal. Sólo hazlo. Recuerda: eres conspiranoico y mereces respeto.

  • Recorta, copia y pega las teorías a tu gusto.

El conspiranoico es una criatura solitaria que no puede confiar en nadie; ni siquiera en los de su propia especie ―nunca puedes estar seguro de si fueron absorbidos por el sistema y tratan de engañarte―. Por lo tanto, tampoco puedes tomar sus teorías como algo seguro; pero sí tienes la posibilidad de tomar las partes que más te gusten. Así, por ejemplo, si leíste la teoría de que el gobierno mandó tirar las Torres Gemelas y de que se vieron naves extraterrestres entre el humo, puedes, con todo derecho, generar una nueva teoría que diga: «El gobierno derribó las Torres por orden de los extraterrestres; y el ejército no los enfrentó debido a la tregua que existe desde Rosswell» . Esto último te lo dice el instinto ―o un grillo―, así que ¡debe ser verdad!

  • Tu investigación es el mundo mismo.

El conspiranoico realiza sus investigaciones en Youtube y blogs ―otro tipo de blogs, no como éste―, nada más, pues no confía en lo que dicen las autoridades ―son el enemigo, ¿recuerdas?―. Del mismo modo, tiene la libertad de saltarse páginas, leer párrafos aislados, incluso palabras sueltas o ver las partes del vídeo que decida y entonces formarse una idea. Su campo de investigación es la vida misma, lo que el Universo le susurra al oído mientras camina. Además, cuando no logra encontrar la información que necesita, naturalmente culpará a alguien más de ocultarla―los maldigo, hombres-topo― y basándose en su instinto podrá inventar o deformar los hechos.

¿CÓMO DEFENDER TUS IDEAS Y TEORÍAS?

El conspiranoico se encontrara con obstáculos a cada paso, por lo que debe conocer la manera correcta de imponer sus ideas ante lo demás ―no quiere aliados, sino reducir el número de «crédulos» en el mundo.

  • «Nunca sabremos la verdad»

Esta frase te sacará de cualquier apuro. Cuando te veas en una discusión o debate complicado, aferrate a esas cuatro palabras y repítelas hasta el cansancio. Recuerda que tu obligación es la de creer en las teorías, no de entenderlas o, mucho menos, ser capaz de explicarlas. Para rematar, dirigete a tus contrarios como: «ignorantes», «borregos» o «crédulos».

  • El bucle (loop) infinito.

Consiste en cambiar el tema en cualquier momento y la cantidad de veces que creas necesarias. Así, cuando una de tus teorías tambalee, toma otra y contraataca; si se te van terminando, puedes retomar las primeras y repetir este proceso hasta hartar a tu oponente y así ganes por abandono ―nunca dije que serían métodos «honorables».

  • La estrategia de la avalancha (de las piedras).

En nuestros días, la mayor parte de los debates en los que te verás enfrascados serán en internet; lo cual te da una enorme ventaja. Mientras discutas con alguien, llena su ventana o foro de enlaces a videos, ensayos, investigaciones, imágenes, cualquier cosa; el punto que se vea sofocado ante tal cantidad de información ―de la que no has leído ni una décima parte, y probablemente nunca lo harás― y se dé por vencido.

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